Es bastante habitual que en un club nos encontremos con niños y niñas que se dan de baja a mitad de una temporada, en muchos casos sin que lo veamos venir
En estos años trabajando en todas las categorías, equipos y dedicando mucho tiempo al trabajo individual con jugadores/as no han sido pocos los casos de abandono que me he encontrado.
En mis primeros años como entrenador me dolía muchísimo pero los años y, sobre todo la experiencia, me han ayudado a crear una coraza que hace que el daño sea menor y no afecte a mi trabajo o a mi estado anímico.
No es que no me duela, me moleste o me preocupe que algún jugador deje de trabajar conmigo, la cosa es que he aprendido a ver cada caso desde una distancia que me permite entender que son cosas que pasan y que, mientras sean un porcentaje ínfimo de todos los que entreno, no debo preocuparme.
Estos días ha coincidido que dos entrenadores que aprecio y que tienen menos experiencia que yo me han llamado preocupados porque un jugador de sus equipos se había dado de baja.
Los entiendo bien porque en su momento, como ya he dicho, sentía lo mismo. Mi reflexión para ellos ha sido la siguiente.
Si estás entrenando 20 o 30 niños por temporada y la gran mayoría de ellos siguen jugando, están encantados con el basket y te demuestran cariño, será que no lo estás haciendo tan mal.
El problema sería que el porcentaje de abandono contigo fuera alto y no te quieras dar cuenta de que gran parte de la culpa la tienes tú. Por cierto conozco un par de casos así, pero mejor lo dejamos para otro día.
En definitiva, si escribo esto es para que tú, entrenador joven o con poca experiencia, entiendas que no siempre vas a gustar a todos porque cada niño y cada familia es muy diferente. Los objetivos que tenga esa familia respecto al deporte, las expectativas que tenga sobre el trabajo que debes hacer con sus hijos es tan diferente que es del todo imposible que nadie te abandone alguna vez.
Además pensemos que hay muchos motivos por los que se puede dar ese abandono, quizá los estudios, o temas de índole familiar que no conocemos por lo que no podemos echarnos toda la culpa de esto, de ninguna manera.
Eso sí, cuando se dé un caso trata de hablar con la familia y saber los motivos por los que toman esa decisión. Si esos motivos no tienen nada que ver contigo pues no tienes de que preocuparte. Y por otro lado, si eres parte del problema seguro que te hace plantearte alguna cosa y te ayuda a mejorar en tu trabajo como entrenador.
Mucho ánimo, en esta vida hay dos cosas seguras, todos moriremos y no le vas a gustar a todo el mundo.